The Dictate of the Heart: 16th Sunday in Ordinary Time, Year B

Today, we celebrate the 16th Sunday in Ordinary Time, Year B.  I remember when God called me to the priesthood. I entered the seminary and studied classical Philosophy and Theology.  Three years after ordination, I was sent to the mission in Korea.  Being a religious priest, I retrospect that God’s calling precedes over other plans.  Before entering religious life, I had personal plans of my parents’ desire for me to follow their footsteps being educators; however, those choices did not happen.  God, who called, had given me the gift of vocation.  Nothing hinders me, and instead I obediently abide by what God wanted me to be.  

In our first reading for today, Jeremiah is feeling neither patient nor compassionate, but he has a certain anger with the religious leaders of Israel at that time. They have been perverting authority into power and self-serving rather than servant caring. They have been accumulating prestige rather than genuine service for the people. They have been driving their flock away while establishing their little kingdoms.  However, Jeremiah is hopeful that God will appoint a true shepherd, a true leader who will lead and feed their flocks to protect them.  If we think of this prophesy, it points towards the promise of God to send a “Shepherd-King,” pointing to Jesus, coming from the linage of David.  The coming of Jesus, the Messiah, was not as a political king but a leader who has been crucified and is raised from the dead. 

The second reading taken from the letter of St. Paul to the Ephesians reminds them of their salvation brought by Jesus Christ which manifests God’s love for them.  It was God’s desire to fulfill this eternal plan of salvation.  His heart is not to abandon anyone, but to let them know that they are His adopted children, not only the Ephesians, but all of us. God chose us and so we must freely give praise of His glorious grace because we too have been purchased by His blood.   We too are His chosen children.

In today’s gospel, Jesus is aware about the condition of His disciples after a long day of work. Jesus invited them to a deserted place to relax and for them to have their fill.  I suspect that they were hungry because they had been doing healings and teachings.  However, the crowds followed them, and that place was not deserted any longer.  

When we hear this gospel of Mark, we realize that Jesus is acting like a shepherd when his twelve apostles return from their first mission.  He invited them to practice their Jewish tradition to rest as they participate in the work of a creating and redeeming Lord.  We need to be cautious of some important aspects of mission when we reflect on this gospel.

First, Jesus says, “Come away by yourselves to a deserted place and rest for awhile.”  These words of Jesus are not just about showing pity on them, but His heart was deeply touched because the disciples were tired so they needed a good rest.  His dapostles directly gazing at Him straight into His eyes.  Jesus knows the apostles’ needs and the crowd’s needs which are totally different in terms of their hunger.  When we come to Jesus, we need to be assured that He knows everything, even from the recesses of our hearts.  We too, like the apostles, humbly gaze into His eyes, through which radiates the light of His love and compassion.

Second, “When he disembarked and saw the vast crowd, his heart was moved with pity for them, for they were like sheep without a shepherd….”   Certainly, Jesus is receptive to respond and assume His role as their Shepherd.  The first thing that the shepherd does is to feed his flock, to tend and to lead his sheep and teach them.  Since Jesus’ sheep are human beings, He assumes leadership, which is expressed in His commitment to teach and to be an example to establish a loving relationship with God and others.

Third, “Jesus began to teach them many things.” (v.34) He taught His disciples to do the task He himself is doing and to continue doing His mission of healing, expelling demons and reconciliation.  They were to trust solely on God’s providence.  He assured them that those to whom they preached would provide them with the necessities of life.  We trust in your support, love and generosity.

Is our teaching an act of shepherding?   Sheep are precious and the shepherds are important in God’s flock.  You are our sheep, searching for nourishment and for some wandering around, but as your shepherd we lead you towards Jesus, our true and loving Good Shepherd, who embraces all who seek healing and wisdom.

There is comfort and inspiration to meditate on these readings; however, we pray to God to search always the wisdom of Jesus’ ways, rather than to make more bad choices in life.

God bless you.

Fr. Arlon, osa

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El Dictado del Corazón

Decimosexto Domingo del Tiempo Ordinario, año B

  • Jeremías 23:1-6
  • Salmo 23:1-3, 3-4, 5, 6
  • Efesios 2:13-18
  • Marcos 6:30-34

Hoy celebramos el Decimosexto Domingo del Tiempo Ordinario, Año B.  

Cuando Dios me llamó al sacerdocio, entré al seminario y estudié Filosofía y Teología clásicas. Tres años después de mi ordenación, me enviaron de misionero a Corea. Como sacerdote religioso pienso en retrospectiva, que el llamado de Dios precede a otros planes. Antes de entrar a la vida religiosa, tenía planes personales y mis padres también tenían sus planes para mi futuro. Saben, mis padres eran maestros y ellos querían que siguiera sus pasos como educador. El llamado de Dios para mí era diferente, El me llamo a el Sacerdocio. No me molesta, al contrario, cumplo obedientemente la voluntad de Dios. 

En nuestra primera lectura de hoy, Jeremías no se siente;paciente, ni compasivo, tiene cierto enojo con los líderes religiosos de Israel. Habían estado pervirtiendo la autoridadacumulando riquezas, prestigio, aprovechándose del poder de su posición, eran egoístas en lugar de proveer un servicio genuino al pueblo. Habían estado ahuyentando a su rebaño mientras establecían sus pequeños reinos. Sin embargo, Jeremías tiene la esperanza de que Dios nombrará un verdadero pastor, un verdadero líder que guiará y alimentará a su rebaño para protegerlo. Si pensamos en esta profecía, apunta hacia la promesa de Dios de enviar un “Rey-Pastor”, señalando a Jesús, proveniente del linaje de David. La venida de Jesús, el Mesías, no es un rey político sino un líder que sería crucificado y resucitado de entre los muertos. 

La segunda lectura tomada de la carta de San Pablo a los Efesios les recuerda la salvación que les trajo Jesucristo, que manifiesta el amor de Dios por ellos. Dios desea cumplir este plan eterno de salvación. Su corazón no es abandonar a nadie sino hacerles saber que son sus hijos adoptivos. No sólo a los efesios sino a todos nosotros, Dios nos escogió y por eso debemos alabar libremente su gloria, porque nosotros también hemos sido liberados por su sangre. Nosotros también somos sus hijos elegidos. 

En el evangelio de hoy, Jesús es consciente del estado de sus discípulos después de una larga jornada de trabajo, sanando y enseñando al rebaño. Jesús los invitó a un lugar desierto para relajarse y comer. Sin embargo, la multitud los siguió, y aquel lugar ya no quedó desierto.

Cuando escuchamos este evangelio de Marcos, nos damos cuenta de que Jesús es un pastor y cuando sus doce apóstoles regresan de su primera misión, los invitó a practicar su tradición judía para descansar mientras participaban en la obra de crear y redimir al Señor. Necesitamos ser cautelosos con algunos aspectos importantes de la misión que reflejamos en este evangelio. 

Primero, Jesús dice: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto y descansen un poco”. Estas palabras de Jesús no se refieren sólo a mostrar compasión por ellos, sino que se conmovió decorazón, profundamente conmovido porque los discípulos lo miraban directamente a los ojos. Jesús sabe lo que necesitan los apóstoles y las necesidades de la multitud, que son diferentes según su hambre. Cuando venimos a Jesús, debemos estar seguros de que Él lo sabe todo, incluso lo más profundo de nuestro corazón. Nosotros, como los apóstoles, miramos humildemente a sus ojos, a través de los cuales irradia la luz de su amor y compasión. 

Segundo, “Cuando desembarcó y vio la gran multitud, su corazón se compadeció de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. . .” Ciertamente, Jesús es receptivo a responder y asume su papel de Pastor. Lo primero que hace el pastor es alimentar a su rebaño, cuidar y guiar a sus ovejas y enseñarles, las ovejas de Jesús son seres humanos, Él asume el liderazgo, que se expresa en su compromiso de enseñar y ser ejemplo para establecer una relación de amor con Dios y con los demás. 

En tercer lugar, “Jesús comenzó a enseñarles muchas cosas”. (v.34) Enseñó a Sus discípulos a hacer la tarea que Él está haciendo y continuar cumpliendo Su misión de sanación, expulsión de demonios y reconciliación. Debían confiar únicamente en la providencia de Dios. Les aseguró que aquellos a quienes predicaran les proporcionarían las necesidades de la vida. Confiamos en su apoyo, amor y generosidad. 

¿Es nuestra enseñanza un acto de pastoreo? Las ovejas son preciosas y los pastores son importantes en el rebaño de Dios.Ustedes son nuestras ovejas, que buscan alimento y dirección,como su pastor las guiamos hacia Jesús, nuestro verdadero y amoroso Buen Pastor, que abraza a todos en busca de sanacióny sabiduría.

Hay consuelo e inspiración para meditar en estas lecturas, sin embargo, tenemos que orar y pedir a Dios que nos de sabiduría para estar en el camino con Jesús, en lugar de tomar más malas decisiones en la vida. 

Dios los bendiga. 

P. Arlón, osa

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