This is my second week here in the Cathedral, and I am happy that everyone has welcomed me to my new home. I would like to express my gratitude for all the things you do to make this community fully alive for the glory of God. This Cathedral building was built in 1907. I heard that this building caught fire and was renovated, and the stained-glass windows are presently having a retrofitting to protect them from further damage.
The first reading today narrates to us the humble beginning of Amos, who was a shepherd and a trimmer of trees. Amaziah, the High Priest of the King, told him that he needs to get out from the kingdom because people didn’t need his prophecies. Amos was telling his visions of the destruction of the kingdom if it won’t heed his call for change. It was God who told Amos to speak so that His voice may be heard by the people of God. Obviously, our loving God cared for His people, who were indulgent, unjust and sinners, but never heed Amos’ disturbing warnings.
The second reading, taken from the book of St. Paul to the Ephesians, is something that comforts us today where St. Paul writes, “Blessed be the God and Father of our Lord Jesus Christ, who has blessed us in Christ with every spiritual blessing in the heavens.” Indeed, God continues to attend to our needs and in listening to these words we are filled with awe and wonder, for God does bless us!
Today’s gospel from St. Mark narrates to us the sending of Jesus’ disciples to do mission works. They received a mission which means “sending” in a Latin word which connotes doing good with instructions about how they shall go about it. Let us be aware of the disciples’ experience!
First, “Jesus summoned the Twelve and began to send them out two by two and give them authority over unclean spirits.” (v. 7) The significance of sending them by two’s is to take care of each other, in times of danger as they journey together from one place to another and for them to become a witness to what they have accomplished with validity and trustworthiness. As they have seen the works and personality of Jesus, they too want to share it with others. They are given instructions on what to do according to the style of their Master, Jesus.
Second, Jesus instructed them. It means that receiving instructions is not about how they would handle themselves as being sent, but they focused on the assurance that God, who sends them, will satisfy their needs out of His fidelity to His promise that He would walk and journey with them. We too must always be dependent upon God as to be inspired on what to speak from our hearts.
Third, “wherever you enter a house, stay there until you leave. Whatever a place does not welcome you or listen to you, leave there and shake the dust off your feet in testimony against them.” The disciples of Jesus leave comforting words, miraculous healings and live the Goodnews as they boldly preached the revelation of God. They reach out and touch the needs of others, however aware of the challenge, they trusted His words. When humiliated and rejected, they shake the dust off as their gesture in testimony against the people. This is not a sign demonstrating a curse or ill-will, but to give the people a warning and a reminder of God’s visitation being outrightly rejected.
We are called and sent by God. We are itinerant missionary and thus, open for the grace of mobility. When we come to mass, we do understand that it is both a gathering and a sending event. Therefore, let us try to respond to this invitation traveling with the disciples and Jesus, our Lord, doing good deeds of healing, purifying and our role to live out this mission from the Lord. Always enjoy doing the small things for His greater glory! Like Amos, we must be tellers of the Goodnews and the glory to come according to God’s given vision. We all know that Jesus was sent to be the “sender”. This new evangelization scheme of the Church regarding “The Synod of Synodality”, becomes effective if there is first an encounter with Jesus, and as we would be walking, listening and participating in a mission together, there would be the encounter with our people, or community.
God bless you.
Fr. Arlon, osa
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El Dictado del Corazón
Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario, Año B
- Amós 7:12-15
- Salmo 85:9-10, 11-14
- Efesios 1:3-14
- Marcos 6:7-13
Es mi segunda semana en Catedral y me siento afortunadopor la calidez y recibimiento de todos mientras me adapto a mi nuevo hogar. Les Expreso mi gratitud al trabajo de quienes hacen que esta comunidad esté plenamente viva para la gloria de Dios. Aprendí que esta catedral fue construida en 1907, se incendió y luego fue renovada. Actualmente se están renovando las vidrieras para protegerlas de daños mayores.
La primera lectura de hoy nos habla del humilde comienzo de Amós, quien era pastor y podador de árboles. Amasias, el Sumo Sacerdote del Rey, le advirtió que necesitaba salir del reino porque la gente no necesitaba sus profecías. Amós estaba contando sus visiones de la destrucción del reino si no atendía su llamado al cambio. Dios mismo le dijo a Amós que hablara para que su voz fuera escuchada por el pueblo de Dios. A nuestro amoroso Dios le preocupaba su pueblo, que era indulgente, injusto y pecador, pero nunca prestó atención a las inquietantes advertencias de Amós.
La segunda lectura del libro de San Pablo a los Efesios nos consuela hoy cuando San Pablo escribe: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los cielos”. De hecho, Dios continúa atendiendo nuestras necesidades, y al escuchar estas palabras nos llenamos de admiración y asombro, ¡porque Dios nos bendice!
En el evangelio de hoy, San Marcos narra el envío de los discípulos de Jesús a realizar obras misioneras. Recibieron una misión que significa “enviar” en la palabra latina que connota hacer el bien con instrucciones sobre cómo deben hacerlo. ¡Seamos conscientes de la experiencia de los discípulos!
Primero, “Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos y a darles autoridad sobre los espíritus inmundos”. (v. 7) El significado de enviarlos en dos es cuidarse unos a otros, en momentos de peligro mientras viajan juntos de un lugar a otro y que se conviertan en testigos de lo que han realizado con validez y confiabilidad.Como han visto, las obras y las enseñanzas de Jesús, ellos también quieren compartirlas con los demás. Se les dan instrucciones sobre cómo actuar según el estilo de su Maestro, Jesús.
En segundo lugar, recibir instrucciones no se trata de cómo se comportarían ellos mismos si fueran enviados. Se centraron en la seguridad de que Dios, quien los envía, satisfará sus necesidades por su fidelidad a su promesa de que caminaría y viajaría con ellos. Nosotros también,debemos depender siempre de Dios para que nos inspire sobre qué hablar desde nuestro corazón.
En tercer lugar, “dondequiera que entres en una casa, quédate allí hasta que salgas. Cualquier lugar que no os reciba ni os escuche, salid de allí y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos”. Los discípulos de Jesús dejaron palabras de consuelo y sanacion milagrosas y vivieron la Buena Nueva mientras predicaban con valentía la revelación de Dios. Se acercan y tocan las necesidades de los demás, aunque, conscientes del desafío, confiaron en Sus palabras. Cuando son humillados y rechazados se sacuden el polvo como gesto de testimonio contra el pueblo. Esta no es una señal que demuestre una maldición o mala voluntad, pero dar al pueblo una advertencia y un recordatorio de la visita de Dios es rotundamente rechazado.
Somos llamados y enviados por Dios. Somos misioneros itinerantes y por tanto, abiertos a la gracia de la movilidad.Cuando venimos a misa, debemos entender que es tanto un evento de reunión como de envío. Por lo tanto, tratemos de responder a esta invitación viajando con los discípulos y Jesús, nuestro Señor, haciendo buenas obras de curación y purificación, y nuestro papel de vivir esta misión del Señor.¡Disfruta siempre haciendo las pequeñas cosas para Su mayor gloria! Como Amós, debemos ser anunciadores de las Buenas Nuevas y de la gloria venidera según la visión dada por Dios. Todos sabemos que Jesús fue enviado para ser el “enviado”. Este nuevo esquema de evangelización de la Iglesia en torno al “Sínodo de la Sinodalidad”, se hace efectivo si primero hay un encuentro con Jesús. Mientras caminamos, escuchamos y participamos juntos en una misión, se producirá el encuentro con nuestra gente o comunidad.
Dios los bendiga,
P. Arlón, osa