The Dictate of the Heart: 29th Sunday in Ordinary Time, Year A (World Mission Sunday)

Today is the 29th Sunday in Ordinary Time, Year A. Our liturgical calendar designates today as World Mission Sunday. This is a day where we need to think how we can assist the Church in spreading the gospel. Maybe spend time to pray for all the missionaries all over the world, or adopt a missionary group to share a portion of your financial blessings by supporting their seminarians. I am an Augustinian missionary working in the US for the last 16 years. I am grateful to God because He has blessed me with the grace and strength to continue evangelizing people.

Recently, on October 9, 2023, a born-again Christian Lady called the parish because she wanted to talk to a Catholic priest. So, I took the initiative to return her call and I introduced myself to her. Then she started complaining about her Catholic neighbor whom she accused of harassing her by sending her Catholic reading materials. I told her that probably God has been good by giving her new perspective about Christian faith. Moreover, I said, probably it was God’s way to learn from others’ faith and, besides, Catholicism centers on Christ, in whom she too believes. Lastly, I told her to talk again to the Catholic woman and be grateful to her rather than being annoyed by her. She listened and I invited her to come to St. Teresa Church to see me in my office because we welcome everyone. We ended our conversation cordially. Maybe, this reminds us that effective approach in missionary work is to start with respect and offer a hand for friendship.

The first reading from the book of Isaiah tells us that God speaks thru him saying, “I am the Lord and there is no other, there is no God before Me.” This is God’s call through the Prophet Isaiah that He needs help from His people and from non-Jewish military leaders to subdue all the forces against Israel under the same One God, the Holy One of Israel, the God of all.

The gospel taken from the evangelist St. Matthew narrates to us about the question of taxes. The Pharisees were trying to catch Jesus in a trap. Since Israel was under the Roman Empire, every Jew was forced to pay taxes to Cesar Augustus.

The Jewish leaders noticed the growing popularity of Jesus amongst the people. His power and authority become visibly detrimental to the religious elders. They are asking Jesus, who is a Jew, whether He should pay the census tax or not. This is a catch for them to know whether the allegiance of Jesus is for the Roman authorities or the Jewish authorities.

There are some important and interesting notes, of which we must be aware, to understand this gospel pericope.

First, the Roman coin. There are two sides to every coin with Caesar’s image on one side and the other side the image or inscription reminding them of God. The former invites us to see the temporal authority of the world it represents, and the latter is God’s embracing love for the world and revealing His everlasting power and authority.

Second, Jesus asked them to show him the coin. “Whose image is this and inscription is this?” They responded, “Caesar’s”. Jesus said to them, “Then repay to Caesar what belongs to Caesar and to God what belongs to God.” Jesus responded with the truth and clarity that as citizens we have the responsibility to the country and to our God rendering all praise and thanksgiving. Our vocation is to be faithful as God is because He is the Almighty . As God’s creation, we absolutely belong to God.

Third, how do we repay God for what belongs to God? Today’s psalm says, “Give the Lord glory and honor.” We repay to God what is God’s by accepting who we are and whose we are. I believe this is how we repay God, to come together celebrating the Eucharist and encountering and journeying together as brothers and sisters seeing God’s image in each and every one of us. Therefore, God expects us to reveal His image by our ways, by always showing kindness to all and righteousness.

Indeed, the image of God is upon us according to our graciousness, good works and certainly radiates through our profound spirituality. By being responsible citizens and faithful to God, we become a blessing to society and to the Church. God bless you.

Fr. Arlon, osa

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El Dictado del Corazón

Vigésimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario, año A (Domingo Mundial de las Misiones)

  • Isaías 45:1, 4-6
  • 1 Tesalonicenses 1:1-5
  • Mateo 22:15-21

Hoy es el Vigésimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario, año A. Nuestro calendario litúrgico designa hoy como el Domingo Mundial de las Misiones. Este es un día en el que debemos pensar en cómo podemos ayudar a la Iglesia a difundir el evangelio. Tal vez dedicando tiempo a orar por todos los misioneros de todo el mundo o adoptando un grupo misionero para compartir una parte de sus bendiciones financieras apoyando a sus seminaristas. Soy un misionero Agustino que trabaja en los Estados Unidos desde hace dieciséis años. Doy gracias a Dios por bendecirme con la gracia y la fuerza para seguir evangelizando a las personas.

Recientemente, el 9 de Octubre, una Señora que regreso a la fe Cristiana, llamó a la parroquia porque quería hablar con un sacerdote católico. Entonces, tomé la iniciativa de devolverle la llamada y me presenté a ella. Luego comenzó a quejarse de su vecina católica a quien acusó de acosarla enviándole materiales de lectura católicas. Le dije que probablemente Dios había sido bueno al darle una nueva perspectiva sobre la fe cristiana. Además, dije, probablemente era la manera en que Dios aprende de la fe de los demás, y el catolicismo se centra en Cristo, en quien ella también cree. Por último, le dije que volviera a hablar con su vecina católica y que le agradeciera en lugar de molestarse. Ella escuchó y la invité a venir a la Iglesia de Santa Teresa a verme a mi oficina, porque todos son bienvenidos. Terminamos nuestra conversación cordialmente. Quizás esto nos recuerde que un enfoque eficaz en la obra misional es comenzar con respeto y ofrecer una mano amigable.

La primera lectura del libro de Isaías nos dice que Dios habla a través de él diciendo: “Yo soy el Señor y no hay otro, no hay Dios fuera de mí”. Este es el llamado de Dios a través del profeta Isaías a que necesita ayuda de su pueblo y de líderes militares no judíos para someter todas las fuerzas contra Israel y bajo el mismo Dios Único, el Santo de Israel, el Dios de todos.

El evangelio tomado del evangelista San Mateo nos narra la cuestión de los impuestos. Los fariseos intentaban capturar a Jesús en una trampa. Como Israel estaba bajo el Imperio Romano, todos los judíos estaban obligados a pagar impuestos a César Augusto.

Los líderes judíos notaron la creciente popularidad de Jesús entre la gente. Su poder y autoridad se vuelven visiblemente perjudiciales para los ancianos religiosos. Le preguntan a Jesús, que es judío, si debe pagar el impuesto del censo o no. Esta es una trampa para que sepan si la lealtad de Jesús es para las autoridades romanas o para las autoridades judías.

Hay algunas notas importantes e interesantes que debemos tener en cuenta para comprender el extracto del texto del evangelio.

Primero, la moneda romana, cada moneda tiene dos caras: en una cara la imagen del César y en la otra la imagen de Dios. El primero nos invita a ver la autoridad temporal del mundo que representa y el segundo es el amor abarcador de Dios por el mundo y la revelación de Su poder y autoridad eterna.

Segundo, Jesús les pidió que le muestren la moneda. “¿De quién es esta imagen y de quién es la inscripción?” Ellos respondieron: del César”. Jesús les dijo: “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Jesús respondió con la verdad y claridad, que como ciudadanos tenemos la responsabilidad con la patria y con nuestro Dios rindiendo toda alabanza y acción de gracias. Nuestra vocación es ser fieles como Dios es fiel. Como creación de Dios, pertenecemos a Dios.

En tercer lugar, ¿cómo le pagamos a Dios por lo que le pertenece? El salmo de hoy dice “Dad al Señor gloria y honra”. Le devolvemos a Dios lo que es de Dios aceptando quiénes somos y quiénes somos. Creo que así es como le pagamos a Dios, unirnos para celebrar la Eucaristía y encontrarnos y caminar juntos como hermanos y hermanas viendo la imagen de Dios en cada uno de nosotros. Por lo tanto, Dios espera que revelemos Su imagen a través de nuestros caminos, haciendo siempre bondad y justicia para con todos.

De hecho, la imagen de Dios está sobre nosotros según nuestra gracia y buenas obras y ciertamente irradia a través de nuestra profunda espiritualidad. Siendo ciudadanos responsables y fieles a Dios, nos convertimos en una bendición para la sociedad y la Iglesia.

Dios los bendiga.

P. Arlón, osa

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