Today we are in the 7th Sunday in Ordinary Time, year A. It is obvious that for the past consecutive Sundays we have had scriptural readings about the Beatitudes, and the related topics give us the very solid foundation of becoming good Christians. It is a teaching coming from the Lord Himself to further mold us into a better person. Jesus calls us to pursue greater righteousness and not settle for conforming to the world around us.
We are influenced much to being attentive to the proliferation of modern gadgets to disturb our minds and hearts and be less focused on the spiritual side of us. Some are preoccupied with tremendous workload, consequently affecting our dedication to God. Work-overtime becomes a common excuse to simply live and make short-sighted decisions, all motivated by greed or fear to discover who we are. We forget who God is and about our knowledge of how God is present and active in our own lives.
Our readings speak to us right now. The first reading taken from the book of Leviticus says, “Be holy, for I, the Lord, your God, am Holy.” This is how we should be attracted to Him and live in communion with Him because God is Holy. We are called to be in a close relationship with God by keeping and fulfilling all His commandments. Our liturgical practices remind us that how we worship is the way we live in ordinary life.
The second reading from the 1st Letter of St. Paul to the Corinthians states, “Do you not know that you are the temple of God and that the Spirit of God dwells in you?” St. Paul exhorts the Christian community at Corinth to live in holiness because they are individually and collectively the “temple of God” because God the Holy Spirit dwells within the holy soul of every faithful believer in Christ Jesus. Furthermore, Paul then gives a teaching about true wisdom where he says, “for the wisdom of the world is foolishness in the eyes of God” because he reminds them that when they think one of us wise according to human standards is only a foolishness to God. Thus, St. Paul convinces them to desire life according to God’s plan which he thinks is wiser. We must be looking into the supernatural level where Jesus manifests His care and love to alleviate us from every evil in order to reveal His divine glory.
The gospel always teaches us the ways of Jesus according to the evangelist Matthew: love your enemies and pray for those who persecute you, that you may be children of God….be perfect, just as your heavenly Father is perfect. His is the salient points of the gospel.
First, love your enemies. This is the fraction of God’s commandment which is important so that God shines through us. We mirror God’s goodness and love in the way we treat our fellowmen.
Second, pray for those who persecute you, that you may be children of God. I believe that when we are conscious of our dignity being children of God, then it is easy to do this. Our hurts will continue to haunt us so it is better to pray for those who offend and persecute us because the more we pray for them, the more our wounds will be healed completely.
Third, be perfect, just as your heavenly Father is perfect. It is Jesus’ will to live our life according to the way we are originally formed, “We are formed in the likeness of God.” In human standards becoming perfect is difficult, but we transcend our understanding to the concept of God that He shared His gift of divinity with us. It is His gift that we are oriented towards perfection.
I do believe that Jesus’ way of perfection is something that we can do. We must live our “True-Self.” Many spiritual writers call us to live the very core of who we are, deeply rooted in God’s gift of wholeness and holiness.
Jesus teaches us that we can place our confidence in Him, especially when it comes to learning about the will of God for our lives. We must understand that God is always present to dispense His grace as long as we are willing to submit and cooperate with Him.
Finally, our commitment to Jesus means more than just confession of faith. It involves a change of heart that affects our actions. When someone seeks understanding of their faith in the context of a living personal relationship with God, then their encounter with Him becomes the ultimate motivation to transform and become motivated disciples of the Lord. There is that deep understanding about the heart of Jesus which corresponds to His Heart as our own.
God bless you.
Fr. Arlon, osa
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El dictado del corazón: Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario, año A
Levítico 19:1-2, 17-18 Salmos 103:1-2, 3-4, 8, 10, 12-13 1 Corintios 3:16-23 Mateo 5:38-48
Hoy estamos en el Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario, año A. Si se han dado cuenta, estos últimos Domingos, el evangelio ha sido sobre las Bienaventuranzas y sus temas nos dan una base muy sólida para convertirnos en buenos cristianos. Es una enseñanza que viene del Señor mismo, para moldearnos aún más en una mejor persona. Jesús nos llama a buscar una mayor justicia y no conformarnos con el mundo que nos rodea.
Estamos influenciados por estar atentos a la propagación de aparatos modernos para perturbar nuestra mente y corazón, y nos alejan de lo que realmente necesitamos que es nuestro lado espiritual. Algunos vivimos preocupados por la tremenda carga de trabajo, consecuentemente afecta nuestra dedicación a Dios. El exceso de tiempo se convierte en una excusa común, simplemente vivir para tomar decisiones torpes. Todos menos motivados por la codicia o el miedo de descubrir quiénes somos. Olvidamos quién es Dios y nuestro conocimiento de cómo Dios está presente y activo en nuestra propia vida.
¿De qué nos están hablando las lecturas en este momento? La primera lectura tomada del libro de Levítico dice: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo”. Así debemos vivir en comunión con Él, porque Dios es Santo. Estamos llamados a estar en una relación cercana con Dios, y a guardar y cumplir todos Sus mandamientos. Nuestras prácticas litúrgicas nos recuerdan que la forma en que adoramos es la forma en que vivimos en la vida ordinaria.
La segunda lectura de la primera carta de San Pablo a los Corintios dice: ¿No saben ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” San Pablo exhorta a la comunidad cristiana de Corinto a vivir en santidad porque son individual y colectivamente el “templo de Dios” porque Dios Espíritu Santo habita dentro del alma santa de cada fiel creyente en Cristo Jesús. Además, Pablo luego da una enseñanza sobre la verdadera sabiduría, dice, “porque la sabiduría del mundo es locura a los ojos de Dios” porque les recuerda que cuando piensan que uno de nosotros es sabio según los estándares humanos, lo cual es solo una locura a Dios. Así, san Pablo los convence de desear la vida según el plan de Dios. Debemos mirar hacia el nivel sobrenatural en el que Jesús manifiesta su cuidado y amor para aliviarnos de todo mal para revelar su gloria divina.
El evangelio siempre nos enseña los caminos de Jesús según el evangelista Mateo: ama a tus enemigos y ora por los que te persiguen, para que seas hijo de Dios… Se perfecto, como tu Padre celestial es perfecto. Suyos son los puntos sobresalientes del evangelio.
Primero, ama a tus enemigos. Esta es la fracción del mandamiento de Dios que es importante para que Dios brille a través de nosotros. Reflejamos la bondad y el amor de Dios en la forma en que tratamos a nuestros semejantes.
Segundo, orar por los que te persiguen, para que seas hijo de Dios. Creo que cuando somos conscientes de nuestra dignidad de hijos de Dios, entonces es fácil hacer esto. Nuestras heridas seguirán acechándonos, así que es mejor orar por los que nos ofendieron y persiguieron, porque cuanto más oremos por ellos, nuestras heridas sanarán por completo.
Tercero, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto. Es la voluntad de Jesús que vivamos nuestra vida de acuerdo con la forma en que fuimos formados originalmente, “somos formados a semejanza de Dios”. En los estándares humanos, llegar a ser perfecto es difícil, pero trascendemos nuestra comprensión al concepto de Dios que compartió Su don de la divinidad con nosotros. Es Su regalo que estemos orientados hacia la perfección.
Sí creo que el camino de perfección de Jesús es algo que podemos hacer. Debemos vivir nuestro “Verdadero Yo”. Muchos escritores espirituales nos llaman a vivir la esencia misma de lo que somos, profundamente arraigados en el don de Dios de la integridad y la santidad. Jesús nos enseña que podemos depositar nuestra confianza en Él, especialmente cuando se trata de conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas. Debemos entender que Dios siempre está presente para dispensar Su gracia siempre que estemos dispuestos a someternos y cooperar con Él.
Finalmente, nuestro compromiso con Jesús significa más que una simple confesión de fe, sino que implica un cambio de corazón que afecta nuestras acciones. Cuando alguien busca la comprensión de su fe en el contexto de una relación personal viva con Dios, entonces su conocimiento se convierte en la máxima motivación para transformarse y convertirse en un discípulo motivado del Señor. Existe esa comprensión profunda sobre el corazón de Jesús que corresponde a Su Corazón como el nuestro.
Dios los bendiga.
Padre Arlón, osa