Today, we celebrate the Feast of the Holy Family of Jesus, Mary and Joseph. We belong to Jesus’ universal family, the Church. We also remember each of the families gathered here today to give thanks to God for the many blessings we have received, especially our patience, love, support, harmony, and peace that exist among us. The creation of a Holy Family must center on God, who created everything.
The first reading from the book of Genesis narrates to us the promise of God to Abraham saying, “Look up at the sky and count the stars, if you can…just so shall your descendants be.” God assures Abraham’s reward will be exceedingly great. This reward suggests fulfillment of such promise which is yet to come but it requires significant trust in God. Then in Genesis 17:21, God tells Abraham that Sarah will bear him a son in a year. Abraham’s response is to believe in the Lord, for He is righteous! Abraham was reminded to glance at the sky by night to reckon God’s faithful promise, and it came true to these days.
The second reading from the letter to the Hebrews cites again the story of Abraham, who boldly stands out in our mind with the strong faith he had in God. The faith of Abraham reminds us that the idea of faith without obedience is a classical teaching of the scriptures. No one can claim faith in God and subsequently be disobedient. Abraham left his place “not knowing where he was going.” (vv. 17-18) Abraham did not question God; he simply obeyed.
He trusts God who sees what he cannot see. He trusts that God knows more than he knows. He trusts God to reward those who live by faith. There is such a calming effect to a life of faith.
Does Abraham’s approach to obedience help you understand your need for faith? Here is what is critical: At every stage of life, and especially in the beginning in our search for God, in our early stage of building a family, we often go through confusion and doubt.
This is precisely the experience of the Holy Family. They also traversed the land of uncertainties during that period of unstable time. How do they overcome those trying moments in the light of the gospel today?
First, patience is necessary. Abraham went out not knowing where he was going. It took years before he arrived in Canaan where his understanding became more real even though he would never see all that God had planned. In the same way, Mary and Joseph were uncertain of the future of their Son, Jesus. However, they relied on God’s plan and providence.
Second, the need to sacrifice is necessary. Mary also heard for the first time that a suffering was going to be a part of her life as prophesized by Simeon. She took this all in and it matured in her heart and soul as Jesus matured in Galilee. Pondering is different from worrying; pondering leads to maturing, worrying leads to more worrying.
Third, the need to be in the temple was necessary to rely on God. Jesus remained in the temple as a beginning gesture of reversing the human experience from shame to holiness. He would live His whole life entrusting Himself to do His Father’s will in order to redeem us and save us from sins. As with almost every person or family He would eventually meet, Jesus invites us to know and receive our true selves as God’s Family.
So, we have a picture of a holy family- what they received from God, they returned with a grateful heart and became faithful to their lives. Let us continuously create a “Holy Family” by loving God which makes our relationships a true and real family circle, all one act of Love and Piety. The parents must show a good example of Christian virtues to provide a space for growth and holiness of every child.
Please create an atmosphere of prayer, especially praying the grace before meals, gathering your children for an angelus and night prayer, regularly coming to church together every Sunday and helping one another. Never let your family be led to your devotion to “sports-nights.” Faith and love, when lived by parents, is how you learn about God and His Church. In family, we learn our worth. For a family that knows how to love, it brings healing, which will easily fight demons that disrupt unity and harmony. Constant forgiveness, reconciliation and communicarion uncover the ugliness of imperfections.
Merry Christmas! On a day that we celebrate the Holy Family of Jesus, Mary, and Joseph, I am happy to reflect on our family journey of faith, especially the importance of family. May the Holy Family, Jesus, Mary, and Joseph, be our inspiration.
Fr. Arlon, osa
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El Dictado del Corazón – La Sagrada Familia de Jesús, María y José
- Génesis 15:1-6; 21:1-3
- Salmo 105:1-2,3-4,5-6,8-9
- Hebreos 11:8,11-12,17-19
- Lucas 2:22-40 o 2:22, 39-40
Hoy celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Pertenecemos a la familia universal de Jesús, la Iglesia. También recordamos a cada una de las familias reunidas hoy aquí y agradecemos a Dios por las muchas bendiciones que hemos recibido; paciencia, amor, apoyo, armonía y paz que existe entre nosotros. La creación de una Sagrada Familia debe centrarse en Dios, que creó todo.
La primera lectura del libro del Génesis nos narra la promesa de Dios a Abraham diciendo: “Mira al cielo y cuenta las estrellas, si puedes… así será tu descendencia”. Dios asegura que la recompensa de Abraham será sumamente grande. Esta recompensa sugiere el cumplimiento de dicha promesa que aún está por llegar, pero requiere una confianza significativa en Dios. Luego, en Génesis 17:21, Dios le dice a Abraham que Sara le dará un hijo dentro de un año. La respuesta de Abraham es creer en el Señor, ¡porque Él es justo! Abraham recordó mirar al cielo por la noche para considerar la fiel promesa de Dios y se cumplió hasta estos días.
La segunda lectura de la carta a los Hebreos vuelve a citar la historia de Abraham, que resalta audazmente en nuestra mente su fuerte fe en Dios. La fe de Abraham nos recuerda que la idea de fe sin obediencia es una enseñanza clásica de las Escrituras. Nadie puede pretender tener fe en Dios y posteriormente ser desobediente. Abraham salió de su lugar “sin saber adónde iba”. (vv. 17-18) Abraham no cuestionó a Dios, simplemente obedeció.
Confía en Dios que ve lo que él no podía ver. Confía en que Dios sabe más que él. Confía en que Dios recompensará a quienes viven por fe. Hay un efecto de tranquilidad en una vida de fe.
¿El enfoque de Abraham sobre la obediencia le ayuda a comprender su necesidad de fe? Esto es lo fundamental: en cada etapa de la vida, y especialmente al comienzo de nuestra búsqueda de Dios, nuestra primera etapa en la construcción de una familia, a menudo pasamos por confusión y duda.
Ésta es precisamente la experiencia de la Sagrada Familia. También atravesaron la tierra de las incertidumbres durante ese período de tiempo inestable. ¿Cómo superan esos momentos de dificultad a la luz del evangelio de hoy?
Primero, es necesario tener paciencia. Abraham salió sin saber adónde iba. Pasaron años antes de que llegara a Canaán, donde su comprensión se volvió más real a pesar de que nunca vería todo lo que Dios había planeado. De la misma manera, María y José estaban inseguros del futuro de su Hijo Jesús. Sin embargo, confiaron en el plan y la providencia de Dios.
En segundo lugar, la necesidad de sacrificarse es necesaria. María también escuchó por primera vez que un sufrimiento iba a ser parte de su vida como lo profetizó Simeón. Ella asimiló todo esto y maduró en su corazón y alma como Jesús maduró en Galilea. Reflexionar es diferente de preocuparse; Reflexionar lleva a madurar, preocuparse lleva a la inseguridad.
En tercer lugar, la necesidad de estar en el templo es necesario para confiar en Dios. Jesús permaneció en el templo como un gesto inicial para revertir la experiencia humana de la vergüenza a la santidad. Viviría toda Su vida encomendándose a hacer la voluntad de Su Padre para redimirnos y salvarnos de los pecados. Casi todas las personas o familias eventualmente conocerían a Jesús y nos invitarían a conocer y recibir nuestro verdadero yo como Familia de Dios.
Así es la imagen que tenemos de la sagrada familia: lo que recibieron de Dios, lo devolvieron con un corazón agradecido y se volvieron fieles a sus vidas. Creemos continuamente en una “Sagrada Familia” amando a Dios que haga de nuestras relaciones un verdadero y real círculo familiar, todo un acto de Amor y Piedad. Los padres deben dar buen ejemplo de virtudes cristianas, para brindar un espacio de crecimiento y santidad a cada hijo.
Crear una atmósfera de oración en el centro familiar es fundamental para la sanación y santidad familiar. Cuando oramos antes de cada comida, reconocemos la providencia de Dios y nos enseña a ser agradecidos. Reúnan a sus hijos para un ángelus y una oración nocturna, vengan juntos a la iglesia con regularidad especialmente todos los domingos, ayúdense unos a otros. Los deportes son importantes, sin embargo, no deben interponerse entre tus obligaciones espirituales y familiares. La fe y el amor cuando son vividos por los padres es la forma en que aprendes sobre Dios y Su Iglesia. En familia aprendemos nuestro valor. Para una familia que sabe amar, trae sanación, que fácilmente luchará contra los demonios que perturban la unidad y la armonía. El perdón constante, la reconciliación y la resciliación descubren la fealdad de las imperfecciones.
¡Feliz navidad! En un día en que celebramos la sagrada familia de Jesús, María y José, me alegra reflexionar sobre nuestro camino familiar de fe, especialmente la importancia de la familia. Que la Sagrada Familia, Jesús, María y José sean nuestra inspiración para vivir el amor de Dios.
P. Arlón, osa