Today is the 29th Sunday in Ordinary Time. We feel the coming of the season of fall or autumn. As fall fast approaches, it’s only right that we familiarize ourselves with autumn plant life, specifically, why leaves change color during this time of year. If you revisit your 4th grade science lesson, chlorophyll is the green pigment that plays a vital role in photosynthesis and light absorption for energy. You are probably wondering how a green pigment factors into the changing of color in leaves? After a prolonged summer, and the weather starts to become fall-like, it leads to the breaking down of chlorophyll in the leaves. This is the primary reason behind the change in color, ranging from orange, red, and yellow. Autumn is usually characterized by sunny days and cool nights, resulting in more color vitality. Just as the seasons change, it is significant that our spiritual growth and connection with God become our strength. It is essential to improve our communication with Him as well.
Today’s readings reaffirm our faith that God is ever present, and in times of need He is there with us. However, we call God not only when we need Him but because we love Him. We are invited to watch and trust God in the context of prayer, which is the theme of the liturgy in the next two weeks.
The first reading is an interesting story about Moses helping a lot to win the battle between Joshua and Amalek from the Book of Exodus. Moses was there with Joshua trying to sustain with prayers and encouragement, using the staff of God in His hands on the top of the hill, which is written, “As long as Moses kept his hands raised up, Israel had the better of the fight, but when he let his hand rest, Amalek had the better of the fight.” I do understand that God stood with Moses and Joshua to win the war. Both of them had shown the power of communal effort against any individual pursuit. We are more powerful if we come together with the same objective, with our fervent prayers and resignation to the God who is good.
The second reading from the letter of St. Paul to Timothy reminds us that our understanding should be that “All Scripture is inspired by God and is useful for teaching, for refutation, for correction, and for training in righteousness, so that one who belongs to God may be competent, equipped for every good work.” What we hear every Sunday from the scriptures are all inspired Words of God that should move us to do good actions. It should not be just hearing the word, or sleeping when the readings are being proclaimed; rather, we need to wake up and think how we can live-out His words in our day-to-day life. We must learn that our loving God works through others.
In today’s gospel reading, Jesus suggests that with a listening attitude, our loving God answers our prayers and petitions but not necessarily in the way we seek. God has ears quick to respond to us, but we become weary when things are not happening according to our own expectations. There will always be mysteries about answers to prayers.
Jesus’ parable about the widow and the judge raised certain important lessons:
- First: God always hears our prayer. No matter what we ask, God is not deaf towards the prayers of His children. He gives only something that makes us good.
- Second: Just as the dishonest judge finally relents to the persistent request of the widow, how much more does God concede to answer the need of His chosen ones who call Him day and night.
- Third: Reading the last verse which is essentially necessary for us to reflect. “But when the Son of Man comes, will He find faith on earth?” Jesus is expecting from us our constant faith in our prayer life. Prayer doesn’t add anything to the perfection of God, but for us who are totally dependent on God, prayer is beneficial and necessary. We need to learn how to wait, and our prayer simply expresses our love, adoration, and thanksgiving to God more than any other things. We are accountable for the gift of faith we have received and how effectively we pass on that gift to others as well.
- Fourth: Our act of charity and justice for another person in need may very well be how God is answering their prayers. God also uses us to answer other’s prayers and petitions.
Just as we realize the need of our union, peace and joy with God, prayer becomes our acceptance that we are limited without God in our lives. With confident hope, our Lord Jesus Christ is asking us today to persevere in our life of prayer.
God bless you.
Fr. Arlon, osa
El dictado del corazón: Vigésimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario, año C
- Éxodo 17:8-13
- Salmos 121:1-2, 3-4, 5-6, 7-8 2
- Timoteo 3:14-4:2
- Lucas 18:1-8
Hoy es el Vigésimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario. Sentimos la llegada de la temporada de Otoño. A medida que se acerca el otoño, es justo que nos familiaricemos con la vida de las plantas otoñales, específicamente, por qué las hojas cambian de color durante esta época del año. Si revisas tu lección de ciencias de cuarto grado, la clorofila es el pigmento verde que juega un papel vital en la fotosíntesis y la absorción de luz para obtener energía. Probablemente se esté preguntando cómo influye un pigmento verde en el cambio de color de las hojas. Después de un verano prolongado, y el clima comienza a volverse otoñal, se produce la descomposición de la clorofila en las hojas. Esta es la razón principal detrás del cambio de color, que va desde naranja, rojo y amarillo. El otoño suele caracterizarse por días soleados y noches frescas, lo que da como resultado una mayor vitalidad del color. A medida que cambian las estaciones, es importante que nuestro crecimiento espiritual y nuestra conexión con Dios se conviertan en nuestra fortaleza. También es esencial mejorar nuestra comunicación con Él.
Las lecturas de hoy reafirman nuestra fe en que Dios está siempre presente, y en tiempos de necesidad Él está allí para acompañarnos. Sin embargo, llamamos a Dios no solo cuando lo necesitamos sino porque lo amamos. Estamos invitados a observar y confiar en Dios en el contexto de la oración, que es el tema de la liturgia en las próximas dos semanas.
La historia de la primera lectura es interesante que Moisés ayuda mucho a ganar la batalla entre Josué y Amalek del Libro del Éxodo. Moisés estaba allí con Josué tratando de sostener con oraciones, aliento usando la vara de Dios en Sus manos en la cima de la colina, que está escrito, “Mientras Moisés mantuvo sus manos en alto, Israel tuvo la mejor pelea, pero cuando dejó descansar su mano, Amalec ganó lo mejor de la pelea.” Entiendo que Dios estuvo con Moisés y Josué para ganar la guerra. Ambos habían demostrado el poder del esfuerzo comunitario, frente a cualquier búsqueda individual. Somos más poderosos si nos unimos con un mismo objetivo, con nuestra oración ferviente y resignación al Dios que es bueno.
La segunda lectura de la carta de San Pablo a Timoteo nos recuerda que nuestro entendimiento debe ser que “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para refutar, para corregir y para instruir en la justicia, para que quien pertenece a Dios sean competentes, equipados para toda buena obra.” Que lo que escuchamos todos los domingos de las escrituras son inspiradas de Dios que deben movernos a hacer buenas obras. No se trata solo de escuchar la palabra, o dormir cuando se están proclaman las lecturas, sino que debemos estar despiertos y pensar cómo podemos vivirla día a día. Debemos aprender que nuestro amoroso Dios, obra a través de los demás.
En la lectura del evangelio de hoy, Jesús sugiere que una actitud de escuchar, nuestro Dios amoroso responde a nuestras oraciones y peticiones, pero no necesariamente de la manera que buscamos. Dios tiene oídos rápidos para respondernos, pero nos cansamos cuando las cosas no suceden de acuerdo a nuestras propias expectativas. Siempre habrá misterios sobre las respuestas a las oraciones.
La parábola de Jesús sobre la viuda y el juez suscitó ciertas lecciones importantes:
- Primero, Dios siempre escucha nuestras oraciónes. No importa lo que pidamos, Dios no es sordo a las oraciones de sus hijos. Él da sólo lo que nos ayuda a hacer mejores.
- Segundo. Así como el juez deshonesto finalmente cede ante la persistente petición de la viuda, cuánto más Dios concede para responder a la necesidad de sus elegidos que lo llaman día y noche.
- Tercero, la lectura del último verso que es esencialmente necesario para que reflexionemos. “Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Jesús espera de nosotros nuestra fe constante en nuestra vida de oración. La oración no añade nada a la perfección de Dios, pero para nosotros que dependemos totalmente de Dios, la oración es beneficiosa y necesaria. Necesitamos aprender a esperar, y nuestra oración simplemente expresa nuestro amor, adoración y acción de gracias a Dios más que cualquier otra cosa. Somos responsables del don de la fe que hemos recibido y de la eficacia con la que transmitimos ese don también a los demás.
- Cuarto, nuestro acto de caridad y justicia por los necesitados, puede muy bien ser la forma en que Dios responde a nuestras oraciones. Dios usa nuestra persona para responder a las oraciones y peticiones de los demás.
Así como nos damos cuenta de la necesidad de nuestra unión, paz y alegría con Dios, la oración se convierte en nuestra aceptación de que estamos limitados sin Dios en nuestras vidas. Con confiada esperanza, nuestro Señor Jesucristo nos pide como hoy que perseveremos en nuestra vida de oración.
Dios los bendiga.
Padre Arlon Vergara OSA