Today we celebrate the 3rd Sunday of Lent. Today we will witness the first scrutiny for our newly “Elect” who are ready to receive the adult initiation. We will witness three consecutive Sundays with a gospel reading taken from St. John. This is a powerful practice in the church beginning in 500 AD for the Elect to have that expected transformation, repentance and conversion as they prepare to accept Jesus Christ as their light who brings life to them. This scrutiny calls the Elect into the living water of Baptism, to the light of holiness and to a new life in Christ through His resurrection. The congregation will continuously pray for them so that they may be cleansed and protected from evil, which we witness in the exorcism part. This is also for you to heed the call to new life and healing.
As we continue to focus on our spiritual relationship with God, today’s reading redirects us to avoid all kinds of distractions caused by so many unnecessary concerns, like felt emotions, and to focus on our human response to a sincere love and worship of the Divine.
In the first reading today, taken from the book of Exodus, we heard about the grumbling attitude of the chosen people against God. They were complaining despite God’s walking with them in the wilderness to freedom from oppression in Egypt. The goodness of God for them was not enough, for they expected instant fulfillment of their needs and desires. Today, we must carry out the attitude of humility, obedience, and respect for the presence of God. God has worked in our lives; therefore, we must be submissive to a real invitation to have an orderly life. Doesn’t everyone live like that?
The 2nd reading, from the letter of St. Paul to the Romans, tells us that just as Adam was the source of humanity that could not resist and avoid sin, Jesus Christ is the source of humanity freed from obedience to sin. We are called to be human in Christ, freeing ourselves from the slavery of sin. We have been righteous, having been justified by faith and good works, where there is freedom to be all that God created us for, to be free to know God’s love and to love God. This is our state of grace now which has been given to us by Jesus Christ our Lord.
Today’s gospel reading, taken from St. John, is a story about the “Samaritan Woman at the Well.” This is a special gospel reading for the first scrutiny to put emphasis on the Samaritan woman meeting Jesus travelling to Galilee from Judea with His disciples passing though Samaria. Let us find inspiring thoughts about their encounter:
First, there was a Samaritan woman who came at that time to draw water from the well. There may have been reasons why she came in the heat of the day to draw water, perhaps to avoid other women from town. Jesus broke down the barrier between the Jew and the Samaritan for they cannot see eye to eye. Jesus approached her and asked for water to drink. Jesus initiated the move to reach out to the woman without animosity and racial discrimination. Despite Jesus’ knowledge of her being married 5 times and living in sin, He was gentle and put no judgment upon her. This is Jesus’ way to accept us, being unmindful of our past and embracing us with much love and compassion because He wants to draw us closer to Him.
Second, Jesus says something to the woman that puzzled her, that, “if she knew who He was, she would ask Him for living water, and He would give it to her.” At this point, Jesus was not talking about the water in the well which the people drink but still thirst again. The Samaritan woman expressed her interest in the water spoken by Jesus to free her from toil of fetching daily from the well. However, she did not realize that the “living water” being offered by Jesus is something supernatural, which is His divine grace referring to the water of Baptism.
Third, the conversion of the Samaritan woman came after she gains understanding of the truth of herself and her experience of an encounter with Jesus, whom she believes to be a prophet. She then tells Jesus that the Messiah is coming and “He will tell us everything.” Jesus replies, “I am He, the one speaking with you.” Without wasting time, after hearing the word of Jesus and believing Him, she returned to her village telling her story and converting her town to Jesus.
This is a remarkable story of Jesus and the Samaritan woman at the well offering her living waters and promising eternal life. The woman sees sincerity and truth about herself, seeing God face to face. She was not afraid and instead she embraced the freedom from all the burdens of her past life with no condemnation, and as a result, there is healing and new life.
To our beloved Elect, this scrutiny is meant to uncover yourselves from sinfulness, weakness and bring healing to your heart. You will be receiving the exorcism to deliver you from the power of sin and Satan. The Baptism of water purifies you. This indicates that God wants to purify you and is offering you eternal life, as shown in the stories of the Israelites and the Samaritan woman at the well. We look forward to Easter with intense prayer and preparation.
God bless you.
Fr. Arlon, osa
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El Dictado del Corazón
Tercer Domingo de Cuaresma, Año B
- Éxodo 20:1-17 o Éxodo 17:3-7
- Salmo 95:1-2, 6-7, 8-9
- Romanos 5:12,5-8
- Juan 4:5-42
Hoy celebramos el Tercer Domingo de Cuaresma, seremos testigos del primer escrutinio de nuestros nuevos “elegidos” los cuales están listos para recibir la iniciación adulta. Seremos testigos de tres domingos consecutivos con una lectura del evangelio tomado de San Juan. Esta es una práctica poderosa en la iglesia que comenzó en el año 500 D.C. para que los elegidos tuvieran la transformación, el arrepentimiento y la conversión, esperados mientras se preparan para aceptar a Jesucristo como su luz que les trae vida. Este escrutinio llama a los elegidos al agua viva del bautismo, a la luz de la santidad y a una vida nueva en Cristo, a través de su resurrección. La congregación ara oracion continuamente por ellos para que sean limpiados y protegidos del mal, del que somos testigos en la parte del exorcismo. Esto también es para que prestemos atención al llamado a una nueva vida y sanación.
A medida que continuamos enfocándonos en nuestra relación espiritual con Dios, la lectura de hoy nos redirige a evitar todo tipo de distracciones causadas por tantas preocupaciones innecesarias como las emociones sentidas y a concentrarnos en nuestra respuesta humana a un amor y adoración sinceros a lo divino.
La primera lectura de hoy está tomada del libro del Éxodo, escuchamos sobre la actitud de queja del pueblo elegido contra Dios. Se quejaban a pesar de que Dios caminaba con ellos en el desierto hacia la libertad de la opresión en Egipto. La bondad de Dios para con ellos no fue suficiente porque esperaban la satisfacción instantánea de sus necesidades y deseos. Hoy debemos llevar a cabo la actitud de humildad, obediencia y respeto a la presencia de Dios. Dios ha obrado en nuestras vidas; por tanto, debemos ser sumisos a una invitación real a tener una vida ordenada. ¿No todo el mundo vive así?
La segunda lectura de la carta de San Pablo a los Romanos nos dice que así como Adán fue la fuente de la humanidad, no pudo resistir y evitar el pecado, Jesucristo es la fuente de la humanidad liberada de la obediencia al pecado. Estamos llamados a ser humanos en Cristo, liberándonos de la esclavitud del pecado. Hemos sido justos y justificados por la fe y las buenas obras, donde existe la libertad de ser todo por lo que Dios nos creó, de ser libres para conocer el amor de Dios y amar a Dios. Este es nuestro estado de gracia ahora que nos ha sido dado por Jesucristo nuestro Señor.
La lectura del evangelio de hoy tomada de San Juan es una historia sobre la “Mujer Samaritana junto al pozo”. Esta es una lectura especial del evangelio para el primer escrutinio que enfatiza la mujer samaritana que se encuentra con Jesús viajando a Galilea desde Judea con sus discípulos pasando por Samaria.
Tres puntos para que nos ayuden a meditat sobre su encuentro:
Primero, había una mujer samaritana que vino en aquel tiempo a sacar agua del pozo. Puede que haya habido razones por las que vino en el calor del día a sacar agua, tal vez para evitar a otras mujeres de la ciudad. Jesús rompió la barrera entre el judío y el samaritano porque no pueden verse cara a cara. Entonces Jesús se acercó a ella y le pidió agua para beber. Jesús inició el movimiento para alcanzar a las mujeres sin animosidad ni discriminación racial. A pesar de que Jesús sabía que ella se había casado cinco veces y vivía en pecado, Él fue gentil y no la juzgó. Así es como Jesús nos acepta, sin pensar en nuestro pasado pero abrazándonos con mucho amor y compasión porque quiere acercarnos más a Él.
En segundo lugar, Jesús le dice algo a la mujer que la desconcertó: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. En este punto, Jesús no estaba hablando del agua del pozo que la gente bebe y tiene sed nuevamente. La mujer samaritana expresó su interés por aquella agua pronunciada por Jesús para liberarla del trabajo diario de ir a buscar al pozo. Sin embargo, no se dio cuenta de que el “agua viva” que ofrece Jesús es algo sobrenatural que es su gracia divina refiriéndose al agua del Bautismo.
En tercer lugar, la conversión de la mujer samaritana se produjo después de que ella obtuvo una comprensión de la verdad de sí misma y de su experiencia de un encuentro con Jesús, a quien ella cree que es un profeta. Luego, le dice a Jesús que el Mesías viene y “Él nos dará razón de todo”. Jesús responde: “Soy yo, el que habla contigo”. Sin pérdida de tiempo, después de escuchar la palabra de Jesús y creerle, regresó a su pueblo contando su historia y convirtiendo a su pueblo a Jesús.
Esta es una historia notable de Jesús y la mujer samaritana junto al pozo ofreciendo agua viva, prometiendo vida eterna. La mujer ve sinceridad y verdad sobre sí misma y ve a Dios cara a cara. Ella no tuvo miedo, sino que abrazó la libertad de todas las cargas de su vida pasada, sin condenación, como resultado, hay sanación y nueva vida.
Para nuestros amados Elegidos, este escrutinio tiene como objetivo descubrirse del pecado, la debilidad y traer sanidad a su corazón. Estarás recibiendo el exorcismo para liberarte del poder del pecado y de Satanás. El Bautismo de agua te purifica e indica que Dios quiere darte, te purifica y te está ofreciendo la vida eterna, como lo muestran las historias de los israelitas y de la mujer Samaria junto al pozo. Esperemos la Pascua con intensa oración y preparación.
Dios los bendiga.
P. Arlón, osa